TOMA CULTURAL, es la jerga del barrio, es el hip hop combativo. Es cualquier joven que quiera darse la oportunidad de confiar en el colectivo para armar una Wasa en cualquier parte del país. Es el hip hop que se construye desde las bases para reconstruir el tejido social y luchar por una vida digna”.
Por: Shelo EPK
Se escucha hablar de Popayán por ser un sitio turístico. Se le denomina como la Ciudad Blanca por su rica historia y arquitectura colonial, sus iglesias y las solemnes procesiones de Semana Santa. También se oye de la ciudad cuando se exaltan a los “próceres” de la patria y las familias que han puesto presidentes. Sin embargo, Popayán es la misma que puntea el ranking de desempleo en Colombia, uno de los patios del desplazamiento, pasillo de narcotráfico y de armas, la capital del departamento del Cauca, una de las regiones más azotadas por el conflicto social y armado, caracterizada por el abandono estatal y la histórica opresión de la oligarquía colombiana.
Y hay aún más cosas que no se escuchan y que también caracterizan a Popayán, entre estas la historia no oficial, la de la aguerrida resistencia indígena, negra, mestiza, campesina y urbana. En medio de esta dicotomía social, en esta pequeña ciudad de un poco más de 300.000 habitantes y con largos años de historia, en un barrio de la comuna 2 al norte de la ciudad, se levanta La Wasa.
La Wasa es el espacio, el pedazo, el proyecto, el parche, la banda, el camello. Hoy por hoy, somos cuatro colectivos los que hacemos parte de este proceso en el que nos agrupamos en diferentes crews. Puesto que en nuestro entorno se respira un ambiente entremezclado por el barrio popular, el mundo del hip hop y las luchas sociales características del Cauca, los crews que hacemos parte de La Wasa hemos recogido nombres que rescatan la memoria, tanto a nivel del Hip Hop como a nivel de movimientos sociales colombianos. Frente Unido Crew del 2018, Cuatro Elementos Crew del 2017, A Luchar Krew del 2015 y Enemigo Publico Krew del 2010 son los nombres que hacen honor a esa memoria.
Toda esta vuelta comenzó en el 2010. Después de la minga de resistencia social y comunitaria y días previos a la instalación del Congreso de los Pueblos, en la ciudad de Popayán se dieron cita los miembros del que luego sería el EPKrew. A esta reunión llegaron, Sub, Ekspo, Pain, MonoJos y Hard Bass, cinco jóvenes de sectores populares quienes se conocían por el caminar de la ciudad; los propios habitantes de barrios periféricos que se propusieron montar un parche con la idea de recuperar el espacio público desde el grafiti. Más adelante el parche fue creciendo. Días después se montó Damis, casi un mes después se sumaron Shelo, Sombras, JP y elHueko, luego Marque, Ruydo, MZ, Sam One, Daniello y One Star casi a los tres meses.
Veníamos de la periferia, del aguante de nuestros viejos y nuestras cuchas, de ser el dolor de cabeza para la rancha. Veníamos de vivir la decadente ciudad miseria, algunos en carne propia, otros por perder socios, bien fuera porque se tiraron al tres, o porque se los cargaron en wiros o los limpiaron. De la rabia ante el abuso policial, de las limitaciones para estudiar (pues la universidad no era una opción para todos), del desprecio por la doble moral de los religiosos que nos miraban con desdén, asco o miedo, nació nuestra iniciativa. Fue, como dice Hard Bass, “que no estábamos por la línea del rap comercial. El gusto por el sonido sucio del rap noventero y del rap político de los ochenta que uno lo pillaba todavía en la escena de Hip Hop de Popayán, las influencias del rap crudo de Los Alkahuetas, de la ZO Clan, el mensaje crítico de Calle Sur, de la escuela de breaking de Rapertorio Urbano; todo esto nos enganchó a esta propuesta sin precedentes en la ciudad y fue lo que nos hizo ir por el camino organizado del hip hop, con el chip de trascender, de pasar del arte por el arte a ser parte activa del movimiento social”.
Lo que empezó solo con el grafiti, haciendo ruido en la ciudad blanca con tags, throw ups y pintando piezas en los barrios, fue tocando otros elementos de la cultura hip hop. Hard Bass le metió la ficha al rap y el Mono Jos acompañó la rima con el beatbox, lo que fue un impulso para que otros nos motiváramos a desempolvar letras. El dj y beatmaker se lo echó al hombro MZ, cacharreándole a programas para sacar los beats con las memorias que trae ponerse a samplear la música de nuestros viejos.
Pero también, nos poníamos a echarle cabeza a cómo gestionar lucas para levantar pinturas o montarnos de corotos para grabar. Estando en esas surgió la Tienda Añañay (que traduce “qué lindo o qué bonito” en lengua quechua) que mezclaba la jerga del barrio con el grafiti y el noveno elemento del hip hop: emprendimiento callejero o como lo hemos llamado nosotros, economía propia. El Hard Bass cogió la máquina de la cuchita, de las usuales clínicas de ropa del barrio y se puso a coser las perchas, el Sub a sacar marcos para estampar y entre todos maquinamos diseños.
Estar en el movimiento social nos brindó espacios relacionados con el quinto elemento del hip hop (el Conocimiento) y nos ayudó a profundizar en el conocimiento de nuestra realidad, de nuestra historia, la lectura del momento. Así mismo nos afianzó al territorio, la identidad de clase y el lenguaje del barrio.
PERO SOBRE TODO NOS RATIFICÓ DOS CLARIDADES: POR UN LADO, LA INTENCIÓN DE BRINDARNOS Y BRINDARLE A OTROS JÓVENES EN NUESTRAS MISMAS CONDICIONES DE EXCLUSIÓN, UNA ALTERNATIVA FRENTE A LA ÚNICA PROBABILIDAD DE SER TOMBO, JÍBARO O CHIRRI DE COSTAL. POR OTRO LADO, ENTENDER Y ASUMIR LOS ELEMENTOS DEL HIP HOP COMO HERRAMIENTAS DE LUCHA.
Obligados por la geografía centralista nos empezó a pasar lo que a muchos: comenzamos a encontrarnos en el centro de la ciudad y cuando el parche se encuentra en la calle suena el sound de la police. Requisa tras requisa, abuso tras abuso, tocó saltar de ponche en ponche intentando ubicar un pedazo donde hacernos.
Pasaron casi dos años –entre pintadas, rapeadas, y movilizaciones– para encontrar un espacio donde reunirnos a conspirar y camellar. Queríamos montar un estudio de grabación para darle rec a los temas y dimos con una casa casi abandonada en el barrio la Paz, sin agua, sin energía, con olor a mierda de gato y polvo sobre el polvo. Acordamos reconectar la energía y el agua para poder acceder al espacio y nos permitieron montar una cabina.
Un año después armamos Mashikuna Hip Hop, un espacio de articulación de la escena de hip hop de Popayán y escuela para la gente que quería aprender sobre el movimiento y practicar algún elemento y esto empezó a materializar los talleres bajo la intención de brindar alternativas a otras y otros jóvenes, pero además con la idea de fortalecer la organización popular a través del hip hop. Y vuelve y juega: a saltar de ponche en ponche. Sin embargo, ya en ese momento contábamos con el apoyo de algunas organizaciones como ASOINCA (el sindicato más fuerte de institutores del Cauca), el movimiento campesino de Cajibío o la CUT, que nos abrieron las puertas de sus instalaciones para desarrollar algunas reuniones. Fue ahí cuando la casa empezó a cobrar vida con los talleres, cuando vimos cómo, a pesar de no ser un sitio central, la gente se pegaba el viajecito para llegar.
Entre charlas, freestyle, videos, libretas, al ritmo del bombo y caja se fue armando la dinámica Nos preparábamos durante la semana revisando a Freire, conversando entre nosotros y con gente áspera para llegar más claros cada domingo a las 3:00 pm detrás del arco de la cancha del SENA norte, en la casa roja esquinera grafiteada.
Si bien Mashikuna Hip Hop duró hasta el 2015, dio paso a Wasa Casa Cultural donde luego se conformaría el colectivo A Luchar Krew. Aka Slim, que vivió todo este proceso, cuenta que “Mashikuna llegó a tener un crecimiento tal que se consolidó como un proceso a nivel suroccidental. Llegaban parches de Cali, Pasto, Ipiales y, claro está, Popayán. Este proceso nos llevó a la necesidad de generar espacios también de formación para dar una causa a lo que veníamos haciendo y también nos obligó a generar espacios donde mostráramos lo que veníamos realizado”. Así nacieron Mashikuna Hip Hop al Barrio, Hip Hop Rompiendo Fronteras, en Ipiales, Mashikuna Hip Hop Tejiendo Suroccidente, en Popayán y Mashikuna Fest, en Cali. La articulación sola en Popayán superaba las cincuenta personas que cada fin de semana participamos de talleres de grafiti y rap, los cuales serían la base para la consolidación de La Wasa. Ya en el 2015 fuimos pocos los que quedamos, pero se mantenía claro el ideal de que no podíamos dejar morir el espacio. Fue entonces cuando se terminó de fortalecer el proyecto.
La casa se convirtió en un referente en el barrio y en la ciudad. A principios del 2017 Cuatro Elementos Crew se montó al bus de La Wasa y como cuenta aka Noci, tuvieron la oportunidad de abrir un espacio en el colegio Cesar Negret en el que pudieron establecer un espacio de formación como alternativa para los pelados del colegio.
“Por el tema del colegio se dio el flecho con el Shelo. La Wasa nos pareció un espacio chimba pa poder camellar, un espacio donde poder formarnos y aprender para luego enseñar”. Dos festivales de grafiti, el EPKrew que impulsa el Transgresión y el 4ECrew que impulsa La Trifulca son la prueba de que, como dice Noci, seguimos firmes con el camello hasta el día de hoy. En este trabajo también ha sido importante el Wasamelas Mixtapecomo producto de los talleres del Wasamelas que, como dice Noci, “es una forma de hacer trabajo de base, pa que los chinos se interesen en el movimiento con criterio y fundamento. Lo chimba fue que ahí hubo gente que se motivó a organizarse en La Wasa y a asumir el hip hop desde la lucha de clases”.
Si bien en un principio para algunos vecinos solo éramos un grupo de muchachos que llegamos a irrumpir con la tranquilidad de la cuadra, con el tiempo esta percepción cambió radicalmente. Cuando fuimos arreglando la casa, grafiteando en mingas, limpiando y armando los eventos, la gente pilló que era serio.
Cuando iniciamos los talleres en el 2018 con el Wasamelas, llegó el Junior al parche pensando que era solo rap. “Había pillado la Wasa pero nunca había querido entrar porque de pronto la gente se terapea si uno llega a preguntar. Una vez pillé las publicaciones y la puerta está abierta y mero boombap, entonces llegué al Wasamelas y fue pillar cómo se camella en el parche. Que no era solo ir a rapear y cada quien por su lado. No. Ahí era camellar en colectivo. La banda es parada en la raya y es chimba pa hacer cosas ásperas, no es ese rap comercial, es rap rojo y aleteado, es camello con los jóvenes, en los barrios, es el trabajo de base, es la mera escuela pa organizarse y pa ir aprendiendo cómo es la podri, y montamos el Frente Unido Krew con el Panther y el Antonio”.
Han pasado alrededor de 10 años para dar estos pequeños pasos con los que el hip hop ha tomado su lugar en la ciudad: con el ruido de los tags que convergen con las pintas políticas sobre las paredes blancas del centro histórico; con los bloques y piezas de grafiti que anuncian la presencia de los writters y clickas en la ciudad; con mensajes contundentes en canciones sobre la cara de la ciudad oculta y denuncias que agitan la indignación; con escuelas que llevan los elementos del hip hop a colegios y barrios; con los pasos, banderas, plantones, paros estudiantiles, movilizaciones sindicales, viviendistas y ciudadanas.
Para los jóvenes del sector, la Wasa es la escuela, es la toma cultural después del ciclo de talleres, son los cyphers, los tracks, es la jerga del barrio, es el hip hop combativo. Para nosotros, es cualquier joven en las mismas condiciones de exclusión y que quiera darse la oportunidad de confiar en el colectivo para armar una Wasa en cualquier parte del país, es el Hip Hop que se construye desde las bases para reconstruir el tejido social y luchar por una vida digna.
SI NO SE MAREA PA LLEGAR, “YA SABE, LLEGUE QUE TODO BIEN”.
Le dejamos un glosario para que se guíe a lo largo de este texto:
Rancha: Rancho, casa, hogar.
Tirarse al tres: Echarse al abandono en relación al consumo de sustancias psicoactivas, es un momento en el que se está delgado, harapiento y sin interés por la vida.
Wiro / Güiro: Problema, bonche, riña.