“El Hip Hop es más que tarima”

Jul 7, 2021 | 0 Comentarios

Rap Judesco, la Revolución Artística Popular Juvenil Para El Desarrollo Comunitario, es una organización reconocida por su trabajo comunitario utilizando los elementos del Hip Hop, también resalta el barrio y todos los procesos artísticos y culturales que allí se gestan. Todo empezó en el año 2001 con las primeras clases de rap en Granjas de San Pablo, en el sur de Bogotá, desde entonces hasta ahora muchas cosas han sucedido para que sea considerada una de las más importantes organizaciones artísticas de la capital. “Buscamos estrategias para transformar el entorno y, de esa manera, también cambiar vidas. Queremos un rap que llene de esperanza, de felicidad”, explica El Padrino, uno de sus gestores.

Por: David Renteria

La organización Rap Judesco es hija de la Asociación de Vecinos Granjas de San Pablo (ASOVEG), que agrupa a madres comunitarias de este sector desde hace algo más de 40 años. Entre muchas otras cosas, en ese tiempo ha adelantado un trabajo con jóvenes en procesos artísticos y culturales; combinando la educación autogestionada, la música y la danza folclórica lograron no solo reconocimiento, sino también empoderar la experiencia y las tradiciones para transformar sus propios contextos.

Dos hechos puntuales marcaron el nacimiento de Rap Judesco. El primero, la llegada del break dance al barrio, pues casi todos los días los jóvenes de Granjas de San Pablo parchaban en las esquinas para ensayar y después ir a competir en Rumba Latina, una discoteca ubicada en el barrio 20 de julio, reconocida y recordada por ser el punto de encuentro de los hip-hoppers bogotanos de esa época.

El break dance fue la ventana que les mostró la fuerza de la cultura Hip Hop en general. Esa calentura inicial fue la que encendió la fiebre de muchos jóvenes para explorar, además de la danza, la pintura, el graffiti y, otros más, la música. De hecho, el contacto con otras agrupaciones hizo que se creara ‘Tormenta Rap’, conformada por René Pineda, aka El Padrino RJ; Juan Carlos García y Fabio Cadena (QEPD), que participó en la primera versión del festival Rap a La Torta. Ese fue el segundo detonante porque entonces sus integrantes vieron lo potente que era la cultura hopper para transformar.

“Desde ahí sentimos el poder del rap y su cultura, el movimiento salvó nuestras vidas. Después de ese concierto empezamos a pensar en estrategias para, con la ayuda de la música, transformar el entorno y, de esa manera, también cambiar vidas”, explica El Padrino RJ, que desde los 2 años está vinculado a distintos procesos con ASOVEG.

Fue en 2001, con el apoyo de la Asociación, que estos raperos dieron comienzo a las clases en el barrio, así sembraron la semilla que dio el fruto que hoy es conocido local, nacional e internacionalmente como la Escuela Rap Judesco. Haciendo uso del trabajo comunitario y resaltando distintas experiencias artísticas han podido llevar su metodología de trabajo a más de 20 municipios en Colombia y también desarrollar algunas actividades en España. “Para nosotros el trabajo comunitario y el rap siempre han estado unidos. Creo que el rap sin una acción concreta en el territorio y con la gente se queda simplemente en el micrófono, en la tarima”, afirma.

De ese pensamiento surgen dos frases que hoy hacen parte de la filosofía de Rap Judesco: “el rap es música para la cabeza” y “el Hip Hop es más que tarima”.

“Recuerdo cuando los jóvenes llegaban a la esquina a preguntar qué hay para la cabeza y nosotros respondíamos rap y música. Todo entra por los oídos, pero debemos entender que eso nos cambia; el rap que pretendemos transforma, propone, va más allá de simplemente mostrar las dolencias. Queremos un rap que llene de esperanza, de felicidad”, explica El Padrino.

Y también es la entrada al segundo aspecto clave de su forma de entender esta labor, porque Rap Judesco más que raperos quiere ayudar a formar buenas personas. “La construcción de un tejido social distinto, uno mucho más equitativo, que nos permita soñar a todos de la misma manera. Decimos esto porque nuestra experiencia nos ha mostrado que hay muy buenos artistas, pero les repetimos a los participantes que también necesitamos tener buenos seres humanos porque como artistas tenemos una responsabilidad”, complementa.

Echando mano del autoaprendizaje, de la transferencia de conocimientos, de los saberes de los mayores y, teniendo en cuenta las pedagogías críticas y del amor, en Rap Juedesco crearon ACAPA: iniciales de Acoger, Conocer, Aprender, Planear y Accionar, la metodología con la que emprenden todos los procesos en los que se involucran. “Para nosotros el desarrollo comunitario parte desde el individuo y de cómo nos fortalecemos sin dejar de pensar en lo colectivo. Con esta metodología brindamos herramientas, desde la organización proponemos y generamos unos escenarios que el que quiere los toma. También puede cambiar y, al final, eso es lo que transforma su realidad, su entorno y su comunidad”.

Todo esto ha llevado a que Rap Judesco sea hoy reconocida como una organización con incidencia a nivel distrital, además de ser uno de los procesos con mayor historia en Bogotá. Sin embargo, el logro que más destaca el colectivo es la conciencia de que los raperos pueden ayudar al otro porque que la pedagogía logra cambiar la visión que tiene la comunidad de si misma y también del Hip Hop.  

El movimiento Distrital reconoce el impulso que esta labor ha tenido en fortalecerlo y extenderlo: Hip Hop Bajo Luna, Acero Puro, La 14 Bis, Idol Crew, entre otras muchas iniciativas, son algunas de las que hicieron parte de la Escuela y que hoy caminan solas. Además, desde el 2003 son organizadores del ‘Festival Rap Judesco: cultura de resistencia para revolucionar las ideas’, evento que está consolidado como uno de los más grandes y estables del sur de Bogotá. Las presentaciones artísticas en este encuentro tienen un sentido distinto: además de poner tarima, sonido y luces, en el Festival se hace intercambio de saberes y siempre cuentan con propuestas artísticas que buscan dejar el aprendizaje del sentido social en la comunidad. Por eso, recientemente concretaron una alianza internacional con el Festival Natura Beat en Cardedeu, provincia cercana a Barcelona –España-, que busca que las agrupaciones colombianas puedan mostrar sus propuestas artísticas en Europa.

Artes escénicas, fútbol freestyle, rap literario y tres comedores comunitarios son otros de los campos en los que la organización ha desplegado su trabajo. “La comida es un derecho, por eso hablamos de seguridad alimentaria. Nuestro objetivo no es solamente llenarles la panza, necesitamos llenarles el alma, la cabeza y el corazón. Que estén felices es muy importante para nosotros”, finaliza El Padrino.