Rapeando sobre revolución, inclusión y empoderamiento, Roll The Voice le hace el quite a la discriminación, el verdadero obstáculo al que se enfrentan todos los días por ser personas en condición de discapacidad.
Por: Daniela Pomés Trujillo / @danipomes
La sala de ensayo y el estudio de grabación de los Roll The Voice queda en Puente Aranda, en un cuarto piso. Cada vez que se reúnen a ensayar, cada uno de los seis MCs de este colectivo tiene que arreglárselas para llegar, muchas veces “rodando de manera independiente” como ellos mismos cuentan, desde diferentes puntos de Bogotá como Cazucá, Fontibón, Bosa, San Cristóbal o Engativá.
“¡Imagínate a Prova y a Pacheco subiendo seis personas en condición de discapacidad! Creemos que han tomado un físico inigualable durante todos estos meses de trabajo” comentan entre risas y siguen: “Pacheco ¡cuidado que si me caigo quedo en sillas de ruedas!” o “Tengo pereza, no voy a caminar, ¡cárgueme!”, así, “tomándose el pelo” han construido el lazo que hoy los une y le hacen frente entre todos a las adversidades del camino.
Roll The Voice es el engranaje de los sueños de varias personas con discapacidad física a partir de la iniciativa de Ricardo Pacheco. Hace un año Ricardo reunió a los miembros que hoy integran este proyecto con la finalidad de promover el talento de cada uno más allá de su condición. El colectivo R.T.V. está conformado por seis artistas, un productor audiovisual (Prova) y un productor general (Ricardo). Así mismo, cuentan con tres canciones grabadas como agrupación. Actualmente se encuentran trabajando en su mixtape y están próximos a estrenar su primer videoclip.
Ricardo es gestor cultural, comunicador social y tallerista sobre el hip hop como herramienta de transformación. Además de eso, es rapero y mentor de Roll The Voice. Los demás integrantes que conforman esta agrupación multidisciplinar donde la diversidad de talentos es marca son: Andres Rodríguez (Eyz Artista) quien se dedica al motociclismo, hace breakdance en silla de ruedas y es dueño de la organización Danza Sin Límites; Erick Rodríguez (Abeja), promotor de eventos y dueño de la marca de ropa Abejas en las calles; Johnatan Rubio (Guetto UnD), gestor social de la localidad de Fontibón y jugador de baloncesto adaptado en silla de ruedas; Walter Lavado (Krokis), diseñador gráfico y gestor cultural en la localidad de San Cristóbal; Alejandra Pupiales (Mc Aleja) bailarina y artista gráfica y Huber Samid Rojas, guitarrista y artesano.
Cuenta Ricardo que se fueron conociendo en diferentes tarimas, pues ya cada uno tenía su proceso personal en la música. Él, haciendo una analogía con el llamado de RZA a Wu Tang Clan, recuerda que se comunicó uno a uno con ellos para extenderles la invitación a conformar esta nueva agrupación en la que la particularidad era que sus integrantes serían personas con capacidades diversas.
“A través del tiempo tuve la oportunidad de verlos en diferentes eventos y escenarios, en su papel de raperos, pero también de líderes, siempre representando a la familia que conformaban en sus territorios. En cada Hip Hop Al Parque disfrutaba con ellos, nos tomábamos fotos. También tuve la oportunidad de trabajar con uno de ellos haciendo teatro, comparsas y escuela. Uno que otro ya no está en este plano”, recuerda Pacheco.
Con la llegada de la pandemia vino también una fuerte depresión para Ricardo, pero, gracias a un llamado que recibió de alguien que le decía que sacara adelante el grupo, que trabajara por ellos ya que conocía la situación de cada uno y tenía en sus manos la posibilidad de aportarles, decidió hacerlo realidad. “Para mí fue una revelación. Además, en un momento de mi vida tuve vivencias muy especiales con una persona en silla de ruedas y de ahí en adelante establecí una dinámica y una amistad con ellos”, agrega.
Más allá de la discapacidad, Pacheco vio y sigue viendo en cada uno de los integrantes de la agrupación las ganas de poder representar todo lo que son. Ha sido testigo infinidad de veces de las trabas que les pone la sociedad y eso lo llenó aún más de motivación para sacar el proyecto adelante.
“La discriminación está presente desde el simple llamado de un carro para transportarlos y que la gente no tome el servicio –cuenta Ricardo–. Este colectivo nace también para poder parar el muro por ellos, para aprovechar lo que la vida me ha brindado y compartirlo con ellos que son de los buenos, como se dice en la calle”. Esa para él es la principal razón de ser de este colectivo, más allá de cualquier cosa relacionada con las capacidades físicas de quienes lo componen.
El nombre de la agrupación que en español traduce “rodar la voz” es un juego de palabras que describe lo que literalmente buscan mezclado de manera ingeniosa con su medio de movilización: las sillas de ruedas. “Queremos rodar la voz, generar cambios por medio de nuestra música y ser un ejemplo de vida para cada persona, demostrando que no es una discapacidad sino una capacidad más para explorar y ver el mundo desde una versión diferente”, agregan los integrantes de R.T.V.
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Según cuentan, ellos no buscan romper barreras, sino más bien romper el paradigma que pretende ver la discapacidad como un impedimento y que muchas veces proviene de personas que opinan desde una orilla bastante alejada a la experiencia misma de vivir con una discapacidad física.
Y es que, más que compartir una situación física es realmente la música el lazo que los une y los motiva. “Más que nada tenemos eso en común, [la música] que nos dio vida, nos dio luz. Sabemos que tenemos el poder de cambiar el pensamiento no sólo de nuestra comunidad sino de todos en general, de fortalecer lazos sociales y demostrar que sí se puede”, dicen al respecto.
El hip hop ya había entrado en la vida de cada uno desde antes de conocerse. Este género musical ha sido para ellos un medio de expresión muy versátil que le permite a cada uno manifestarse a partir de sus enunciados personales, pero de manera colectiva. A través de él han elevado sus reclamos desde una posición crítica, han logrado darle visibilidad a su causa y han trazado el camino para la transformación social que promueven.
Para ellos, el hecho de que su ejemplo pueda servir para incitar a otros jóvenes a expresarse por medio del rap, el demostrar que el arte y la música son salidas del conflicto y herramientas para crear y fortalecer tejido social, así como maneras de hacer frente a la desigualdad y la injusticia tan cotidianas en un país como Colombia, es el mayor aporte que pueden hacer a la sociedad.
“No hay que dejar de soñar jamás por más alto que se vea el andén o la discriminación” es la premisa de los integrantes de esta agrupación de música urbana quienes en sus letras hablan de revolución, inclusión y empoderamiento mientras insisten en que no buscan reivindicar nada sino “construir y fomentar una verdadera inclusión artística y cultural”.
Dice Krokis que “Soñar es un derecho, porque así no esté estipulado en los treinta y tres Derechos Humanos es un derecho fundamental de todos. Aunque a veces nuestra condición sí nos pone ciertos obstáculos, son más las barreras que vienen desde afuera, de la gente y el mismo Estado. Para mí se trata de aprender a afrontar y no dejar de soñar porque el hombre sólo es pobre cuando no tiene sueños”.
Y es que, como cuentan, no son las dificultades para movilizarse o subirse a ciertas tarimas, la falta de rampas o accesos lo que más les ha traído inconvenientes a nivel personal y como agrupación, sino la discriminación a la que le tiran en sus canciones. El lograr que algunos vean su talento y lo que tienen para mostrar por encima del hecho de que tienen una condición física particular ha sido quizás el mayor de los retos.
Es por eso que una de sus grandes metas es y seguirá siendo demostrar que “la discapacidad no existe”; que cada quien tiene habilidades únicas para entregar al mundo y que las limitaciones son impuestas e incluso imaginarias.
Resaltan también la compañía y el respaldo que reciben de sus cuidadores y cuidadoras a quienes describen como sus aliados más fieles. También destacan el papel que para Roll The Voice ha jugado Prova Producciones al mando de José Barbosa Cruz, la productora audiovisual que actualmente les está produciendo su primer videoclip. Todo Copas, Armonías Mágicas y RU6R (Raperos Urbanos de Seis Ruedas: la unión de más de sesenta raperos del servicio público), han sido algunas de las agrupaciones que Prova Producciones ha acompañado.
A la izquiera José de Prova Producciones y a la derecha Ricardo Pacheco y su hija Lucía.
Para el futuro esperan rodar con su música a todo el mundo transportando su mensaje de amor a la vida. También quieren emprender creando objetos enfocados en las necesidades de personas con capacidades diversas y ser motivación para todos aquellos que la necesiten.
Todos ellos además de ser MCs en la agrupación y de componer, aportan a este proyecto de autogestión colectiva desde sus saberes para crear la mixtura que es Roll The Voice. La pluralidad de los componentes que logran reunir entre todos –danza, breakdance, arte y diseño entre otros– los posicionan como una de las nuevas promesas del hip hop colombiano, razón por la que fueron invitados a hacer parte de MELAH en su edición 2020. Aunque el lanzamiento oficial de esta agrupación tuvo que ser aplazado a razón de la pandemia, ya están calentando motores para el próximo 26 de noviembre, la nueva fecha que establecieron en el marco de MELAH.
(Conozca ‘Melah 2020, cuatro días de hip hop, memoria y resistencia‘)
Nuevamente la música y el hip hop juegan un rol de empoderamiento, de unión y fortalecimiento demostrando el gran impacto que pueden generar en la búsqueda de transformación y como símbolo de resistencia.